sábado, 9 de febrero de 2019
Dime por qué...
Te mentí.
No te he dejado de amar ni por un instante, lo dije porque estaba cansada de tus palabras y tus reclamos, lo dije porque quería creerlo, creer que te había dejado atrás, que no te necesitaba, que podría continuar sin ti. Te extraño cada día, extraño lo que fuimos, extraño quien eras cuando comenzamos, me distraigo, pero pedazos de películas se me vienen a la mente, como el primer baile, el primer beso. Quisiera poder tener resentimiento y maldecirte como lo hiciste tú, pero tampoco me nace, es verdad que puedo hacer mi vida sin ti. Salgo, me divierto, lloro, puedo reír por horas, emocionarme con cosas buenas, tengo nuevos proyectos… La verdad es que me ha ido muy bien, quisiera poder contarte lo que me sucede y compartir las cosas buenas contigo como cuando éramos amigos, como cuando me escuchabas sin ganas de estar peleando, como cuando te importaba quién era yo. ¿Qué nos pasó? ¿En qué momento dejamos de ser un equipo y nos convertimos en enemigos? ¿Cuándo dejamos de ver el mismo futuro? ¿Por qué dejamos de luchar contra el mundo y luchamos entre nosotros? Quisiera que me escucharas sin pelear, sin decir una palabra, que me abrazaras y me dijeras que todo va a estar bien, quisiera que siguieses siendo mi mejor amigo como antes de todo… Perdóname por elevar las expectativas, por no querer salir de mi línea de perfección, disculpa por no poder ser diferente, por no poder ser alguien más, alguien a quien sí quisieras darle comprensión. Ojalá pudieras superar tu pasado, ojalá pudieras ser libre de ti mismo, de tus ideas tan cerradas, que te dejaras llevar y pudieras amar a alguien más.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)