A veces las personas aquà en la tierra no entendemos las decisiones de Dios, ni mucho menos las aceptamos, todos los dÃas me pregunto, como fuera nuestras vidas si tu estuvieras aquà con nosotros, tu papa, tus hermanos, hermanas y yo desearÃamos que estuvieras presente en nuestros dÃas, aunque te confesare algo. Yo te veo todos los dÃas en cada sonrisa, en cada lágrima, en mis sueños, en mis éxitos, en mis fracasos, en cada pequeña que se cruza en mi camino.
Las personas que no han tenido la oportunidad de tener un angelito en el cielo pueden opinar muchas cosas pero lo cierto es que esta es la única forma en que una mama poco a poco aprende a vivir con este sentimiento. Te escribo esta carta para lograr un aprendizaje en mi, para que las palabras salgan sin raspar tanto mi corazón.
Mi pequeñita recuerdo el dÃa que te conocà aprendà lo que es una batalla difÃcil, tu cuerpecito tan indefenso, princesita aun no debÃa traerte al mundo lleno de dificultades, pero tú me enseñaste que todas las personas venimos al mundo con un propósito por larga o corta que sea su estadÃa en la tierra, tu propósito es aferrarse a la vida aun a pesar de las adversidades. Como lo dijeron muchas personas Dios da las batallas mas difÃciles a las personas guerreras, pero te confieso algo, Dios me subestimo la batalla que a mà me trajo me quedo muy grande.
No tuve la oportunidad de tomarte entre mis brazos, y las pocas ocasiones que estuve contigo, fueron insuficientes para decirte lo mucho que tu mama te ama, te desee tanto, toda mi vida soñé ser mama de una hermosa pequeña, de comprar su ropita rosa, sus moños, sus muñecas, pintar tu cuarto de rosa, contarnos historias de mujeres, prestarte mis pinturas, mi bolso, mis zapatillas y que veas en mi una mujer que siempre debe superarse. No sé que pasara más adelante, lo que si se que pudiera tener 5 niñas mas pero tú siempre serás para mi, mi pequeña princesa.
Tus alas estaban listas para volar pero mi corazón aun no estaba listo para verte partir.
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